miércoles, 28 de noviembre de 2018

EL HOMBRE COMO SUJETO DEL DESEO

EL HOMBRE COMO SUJETO DEL DESEO

Dentro de las estructuras éticas y ontológicas del hombre se encuentra principalmente el deseo, elemento constitutivo que nos hace seres humanos. Pero éste adquiere diferentes significados según las distintas perspectivas teóricas desde las cuales se le aborda.

 Etimológicamente, el término deriva del latín desidium, que significa deseo erótico. En el idioma español, deseo viene de desidia. Según Berceo, para Plauto es “libertinaje” y para Cicerón “avidez”, por lo que en este sentido asume el significado de “voluptuosidad”, incentivo de la lujuria.

                                            Resultado de imagen para el hombre como sujeto del deseo


 El deseo tiende a ser identificado con el deseo sexual. En esta misma línea de interpretación, pero desde un enfoque científico, la concepción freudiana asocia al deseo con la libido, es decir, con el impulso sexual reprimido en el individuo, no susceptible de realización, precisamente por razones sociales, axiológicas y culturales. Se trata del deseo sexual sublimado. Esta concepción libidinal del deseo resulta ser insuficiente para dar una explicación de la rica complejidad del fenómeno, toda vez que éste, como manifestación de la acción humana que es, no se reduce sólo a deseo sexual, pues el hombre es sujeto del deseo de muchas cosas más.

 Esta concepción del deseo identificado con el eros, es decir, con el amor entendido como impulso de vida, y a su vez como fuente originaria de la valoración y de la creación de los valores, aparece muy cercana a una significación ética del deseo, ya que, en esta perspectiva, es visto como el fundamento que hace posible a la eticidad, esto es, las posibilidades que tiene el hombre de elegir libremente y de elegirse, por tanto, a sí mismo. En este sentido, se dice que el hombre es un ser con relación a sus posibilidades, esto es, se define como naturaleza posible; en pocas palabras, como deseo de llegar a ser plenamente libre, y con ello, más humano.

Resultado de imagen para eros
                                                              

 Para Juliana González, se trata de un deseo radical, no de cualquier deseo, sino de aquél gracias al cual hombre expresa su anhelado deseo de ser, es decir, deseo originario de realización de la propia condición humana, que consiste en la búsqueda de desarrollo de las potencialidades del ser humano. Esta misma concepción ética sobre el deseo ha sido desarrollada por Fernando Savater, para quien, en el origen de la acción humana está siempre mediando el deseo humano de querer ser más, humanamente hablando, es decir, deseo de autotrascendencia, como condición humana irrenunciable.

Resultado de imagen para desarrollo de potencialidades



EL HOMBRE COMO: PERSONA

EL HOMBRE COMO: PERSONA

Boecio, quien vivió en el siglo vi, definió a la persona como una “sustancia individual de naturaleza racional”. Desde Aristóteles, la sustancia se viene definiendo como algo que es en sí y no en otro, de lo cual inferimos que la persona en tanto sustancia es sustento de sí misma, de todos y de cada uno de sus actos. Como sustancia individual, se admite que la persona no se puede dividir, sino que al ser uno, es indivisible. Como ser racional, la persona es libre y consciente de sus actos.
                                           
Resultado de imagen para persona libre   Para Emmanuel Kant, el concepto de persona aparece fuertemente asociado al de respeto, ya que éste se da en dos sentidos: como respeto a la ley, y como respeto a la persona. En el caso del primero, consiste en una subordinación de la voluntad, la cual tiene conciencia de que debe acatar la ley, mientras que en el segundo caso, respeto significa tener conciencia de que los demás seres humanos son personas y que, por esta razón no debemos emplearlos como medios sino verlos como fines en sí mismos.  De acuerdo con Kant, las personas somos fines en sí mismos, no medios o instrumentos para ningún otro fin, por eso bajo esta concepción ética, no vale el lema: “el fin justifica los medios”.

                                         Resultado de imagen para respeto a la persona

Un filósofo más reciente, Emmanuel Mounier, creador de la corriente mejor conocida como Personalismo, define a la persona a partir de cuatro elementos: 
1. Salir de sí: esto es, descentrarse, estar disponible, en una palabra, apertura. 
2. Comprender: esto es, abandonar el propio punto de vista para acoger el del otro. 
3. Asumir: como tomar sobre sí, hacerme cargo.
4. Dar: como expresión de gratuidad y generosidad.
5. Fidelidad: en el amor, en la amistad, como expresión de consecuencia y no de obsecuencia. 

 Bajo este enfoque, la persona se define en función de la posesión o no de ciertas disposiciones cognitivas y afectivas, tales como la tolerancia, empatia, cuidado del otro, generosidad y lealtad. La persona, de ser una sustancia individual, pasa a ser una “sustancia relacional".

Resultado de imagen para personalismo
                                             

 La persona, desde el personalismo comunitario de Díaz, es sustancia relacional; es realidad en sí, tal realidad en sí es de naturaleza relacional-intercomunicada. La persona es siempre en el marco de unas relaciones posibles entre un yo-y-tú y un tú-y-nosotros.

Sin existir el reconocimiento explícito de la persona como sujeto con potencialidades propias, entendida ésta como realidad de los posible, la propia ética no sería posible, ya que para ello se requiere de un sujeto con posibilidades del ejercicio de la libertad, no de un ser cosificado e instrumentalizado.

EL HOMBRE COMO: POSIBILIDAD

EL HOMBRE COMO: POSIBILIDAD

A diferencia de los animales, que no pueden ofrecer mas que respuestas mecánicas e instintivas ante las influencias del medio ambiente, el hombre es un ser con posibilidades de optar por varios cursos de acción cuando se le presenta una situación en donde entra en juego su capacidad de decisión. En tal sentido, la posibilidad es en sí misma un rasgo constitutivamente moral del hombre, en tanto que con su ejercicio trasciende su propia animalidad.
                                         
                                       Resultado de imagen para cursos de accion


 El hombre es un ser de posibilidades porque primaria y consustancialmente, es una entidad en proceso de construcción, es un ser que no está clausurado en su misma especie, en su ser individual, como especie animal; sino que es un ser móvil, es un ser ambiguo, es un ser inestable e inacabado, pero que en esa movilidad y ambigüedad y en esa inestabilidad, paradójicamente, está su grandeza, y su poder.

                                     Resultado de imagen para posibilidad

 Bajo estas consideraciones, el hombre es un ser de posibilidades, puesto que no se encuentra hecho, consumado, paralizado, sino que se mueve, precisamente porque es “construible”, en un universo impreciso lleno de posibilidades.

 Este concepto de posibilidad se halla muy ligado con otro concepto muy importante en todas las culturas, que es la idea de elección. Esto es así, porque el hombre se encuentra ante la posibilidad, ya que puede realizarla. Podemos elegir porque podemos ver el mundo, podemos entenderlo, interpretarlo, captarlo, rechazarlo, asimilarlo; y al mismo tiempo podemos, en función de estas perspectivas, elegirlo. Y al elegirlo, nos elegimos a nosotros mismos, elegimos nuestra vida, proyectamos nuestra vida, creamos nuestra vida. 

                                    Resultado de imagen para el hombre y la eleccion
 El hombre, al asumirse como un ser de posibilidades, trasciende su propia animalidad, opta por diferentes cursos de acción a través del acto de la elección. Al elegir, se elige a sí mismo, ya que asume su propia libertad, como ejercicio libre y consciente de que está decidiendo por voluntad propia. Por tal razón, la posibilidad y la elección son dos rasgos constitutivos del carácter moral del hombre.


EL HOMBRE COMO: ACCIÓN

EL HOMBRE COMO: ACCIÓN

Concebir al hombre como un ser activo ha sido uno de los temas en los que algunos filósofos de todos los tiempos han coincidido, desde Platón y Aristóteles, pasando por Spinoza, Leibniz, Marx, y, en nuestros días, Fernando Savater.

Resultado de imagen para platon En el diálogo El Sofista o del Ser, Platón hizo una afirmación que para muchos, en tanto que fue un filósofo idealista que sostuvo que el verdadero ser se encuentra no en las cosas sensibles sino en las ideas, pudiera resultar controvertida. Para él: “conocer es actuar”. Quería decir que esta acción sobre las cosas que es el conocimiento, constituye el instrumento simbólico mediante el cual, al relacionarse cognoscitivamente con ellas, el hombre las hace inteligibles.

 Por su parte, “Aristóteles distinguió dos clases de actividad humana: la praxis, instransitiva, que consiste en el puro ejercicio del sujeto, y la poiesis, transitiva, que consiste en hacer algo y dejar como remanente un producto”. Se trata de la distinción entre las actividades desinteresadas y las que tienen por objeto precisamente las objetivaciones, es decir, la obtención de un producto como obra final. 

 Continuando con esta tradición del pensamiento filosófico, en el siglo XIX serán Karl Marx y Federico Engels, quienes van a sostener que no es la conciencia lo que mejor define al hombre, como se había sostenido desde Aristóteles, sino el trabajo, esto es, la praxis transformadora de la naturaleza y de la vida social. El trabajo no sólo es visto como un instrumento que posibilita transformar a la naturaleza y a la sociedad, sino que es elevado al rango de categoría filosófica que permite definir la naturaleza humana. El hombre, para estos filósofos, es esencialmente un ser que trabaja, y dicha actividad es precisamente aquello que lo humaniza y distingue de los animales, toda vez que a partir del trabajo éste produce su propia vida material, y desde la misma, comienza a edificar sus propias formas de organización social.

                                               Resultado de imagen para el hombre como accion


 En el caso de Fernando Savater, la acción humana es el principio fundamental del que habrá de arrancar toda reflexión ética que se precie como tal, ya que para él, el ser humano consiste en estar haciéndose, es decir, en esa lucha que pretende vencer la resistencia que le ofrecen las cosas.

 Para todos lo filósofos mencionados, como podemos observar, el hombre, cada hombre en particular, es lo que hace y se hace en su actividad.

EL NUEVO ORDEN AMOROSO





EL NUEVO ORDEN AMOROSO

Los problemas sociales y morales del siglo XX y principios del XXI, están llevando a la humanidad por el sendero de una crisis colectiva. La velocidad que asiste al desarrollo industrial está dejando tras de sí un interés por aquellos principios éticos universales. 

 En las sociedades actuales este tipo de mutaciones están dando forma a lo que Lipovetsky ha dado por nombre un “nuevo orden amoroso”, donde lo que cuenta no es una clase de amor supeditado al deber y a los imperativos categóricos que regulaban este tipo de sentimientos en las sociedades tradicionales, sino el bienestar individual, en el que se hace prevalecer la felicidad light presentista, por encima de la realización de las virtudes y deberes, y donde el Bien, como ideal ético de la modernidad, ha dado paso al bienestar individual en las sociedades postmoralistas.

Resultado de imagen para lipovetsky


El diagnóstico que presenta este autor es el siguiente:

• En la transformación operada en la moral sexual, el sexo-pecado ha sido reemplazado por el sexo-placer. 
• La castidad y la virginidad han dejado de ser obligaciones morales. 
• Las parejas homosexuales son reconocidas por la ley.
• Ya no se considera condenable a la homosexualidad. 
• El porno se ha convertido en un espectáculo relativamente trivializado. 
• La heterosexualidad adulta, ya no lleva a hombres y mujeres a ser desterrados de la colectividad. 
• En el sexo posmoralista ya no se debe vigilar-reprimir-sublimar, debe expresarse sin limitaciones ni tabúes, con la única condición de no perjudicar al otro.
• Con la disociación del sexo de la moral, el primero ha adquirido un valor intrínsecamente moral debido a su papel en el equilibrio y en el pleno desarrollo íntimo de los individuos. 
• La idea de deberes en materia de sexualidad ya sólo suscita la sonrisa, y la vida virtuosa ya no se entiende como austera disciplina de los sentidos. 
• Con las nuevas técnicas de reproducción, la procreación de un hijo sin padre, la maternidad y la paternidad sin relación sexual se han hecho posible.

Resultado de imagen para NUEVO ORDEN AMOROSO

 Estos rasgos de la moral sexual propios de las actuales sociedades posmoralistas, cabe señalar que no son extraídos de la formulación a priori de una nueva teoría ética, sino de la constitución misma de la vida cotidiana enraizada principalmente en las sociedades más industrializadas. 

LA TRANSICION DE LA MORAL. LA MORAL DEL DEBER POR LA MORAL DEL BIENESTAR INDIVIDUAL (DEL AMOR).

LA TRANSICIÓN DE LA MORAL. LA MORAL DEL DEBER POR LA MORAL DEL BIENESTAR INDIVIDUAL (DEL AMOR). 

Para Lipovetsky la ética de los tiempos democráticos que corren es más bien “indolora”, es decir, alérgica a los deberes, a las obligaciones y a los sacrificios personales; se trata de un tipo de ética que sólo se pone en marcha gracias a la espontánea voluntad de los sujetos.

                             Resultado de imagen para confort

 De este modo, la voluntad de hacer las cosas ha pasado al primer plano de una ética basada en el bienestar individual. Ya no se trata de la búsqueda del Bien, como una de las grandes virtudes morales, como en antaño se proponía en los discursos filosóficos y en los comportamientos basados en una ética del deber, sino de la búsqueda, a como dé lugar, del bienestar individual. Se trata de reclamar los derechos individuales (“subjetivos”), pero sin que éstos impliquen deberes. Este sería propiamente el sentido del paso de la moral tradicional del deber, a la ética del bienestar individual.


                                                Resultado de imagen para bienestar individual

 En nuestras sociedades, los objetos y marcas se exhiben más que las exhortaciones morales, los requerimientos materiales predominan sobre la obligación humanitarista, las necesidades sobre la virtud, el bienestar sobre el Bien. 

 La ética del bienestar individual se funda sobre los derechos subjetivos de los individuos; derechos tales como: poder andar a tono con los últimos gritos de la moda, el hiper-consumo de los requerimientos y las necesidades materiales, el confort y la comodidad del individuo, inducidos éstos desde una lógica del consumo y la publicidad. En este tipo de ética del interés individual ya no cuenta la relación del hombre consigo mismo, sino la relación del hombre con los objetos de consumo y su correspondiente seducción hedonista. Bajo esta concepción ética, el amor propio es débil, ya que no presupone el amor a los demás, sino la consagración de su indiferencia.

                                        Resultado de imagen para consumismo

 De esta forma, el amor individualista, como manifestación de los derechos subjetivos, es esencialmente la resultante de un egoísmo insolidario. El amor, por consiguiente, ya no representa un vínculo constitutivo en la relación ética entre persona-persona, sino un objeto más de satisfacción de los deseos individuales.

                                     Resultado de imagen para individualismo
                          






DEL ENAMORAMIENTO AL AMOR

DEL ENAMORAMIENTO AL AMOR

El enamoramiento es una manifestación del amor pero no se confunde con él. Se trata de un proceso afectivo-sentimental, originalmente entre un hombre y una mujer que surge como un destello que parece indicar que esa persona es alguien trascendental en nuestra vida.

 El proceso de enamoramiento presenta varias características. Una de ellas es que es algo que sucede, es decir, tiene que ver más con el corazón que con la voluntad. Enamorarse no es una decisión ni una elección, sino un proceso, algo que acontece, a veces incluso en contra de la propia voluntad. No decimos: “me voy a enamorar de él o de ella”, sino que el enamoramiento surge como una cuestión del corazón más que de la voluntad o de la inteligencia; aunque no significa que estos elementos no tengan un papel en este proceso, pero es siempre secundario.

                      
Resultado de imagen para enamoramiento



 Una segunda característica es que en el enamoramiento se atrae a la persona del hombre o de la mujer, no sólo por el aspecto sexual, sino en su globalidad, es decir, por su personalidad, risa, inteligencia, ternura, carácter, mirada, sonrisa, etc. Una tercera característica, indica que el enamoramiento no se reduce a mera atracción. Implica que, poco a poco, la persona del otro comienza a resultar esencial en mí vida. Gradualmente el sujeto amoroso empieza a darse cuenta que deja de ser uno, par ser con el otro (u otra).

 Se pasa así del enamoramiento al amor, esto es, del estado naciente del amor, al cultivo auténtico de esta actitud consistente en recibir y dar reciprocamente, a partir de la cual la vida sólo cobra sentido en presencia y junto al otro.

                                    Resultado de imagen para enamoramiento

 En el proceso de enamoramiento, también cabe hablar de falsos enamoramientos. Por ejemplo, cuando se identifica erróneamente a la persona con una (o alguna) de sus características, pero con el paso del tiempo se toma conciencia de que en realidad se trataba de un mero deslumbramiento, es decir, la persona no era lo que parecía ser. También se puede dar un falso enamoramiento por falta de profundidad en la relación. El hombre o la mujer se enamoran, pero al paso de pocos días, semanas o meses, ese flechazo desaparece sin dejar rastro.


Para más información: https://nuevahumanidad.org/el-proceso-de-enamoramiento/



RESPETO A LA HUMANIDAD

RESPETO A LA HUMANIDAD

Se ha dicho una y otra vez, que el hombre posee dos naturalezas: la primera referida a los condicionamientos biológicos que comparte con la especie animal, la segunda está relacionada con la cultura. Pero, habría a esto que agregar una tercera naturaleza, y ésta es precisamente la humanidad, es decir, lo que genera la propia cultura; lo que el hombre ha sido, es y seguirá siendo mientras siga vivo en el planeta tierra.

 La humanidad se concibe como la relación interdependiente entre el hombre como individuo singular, las sociedades históricas y la especie animal a las que pertenece. De este modo, el hombre se realiza en este vínculo intergeneracional; es quien construye la humanidad, su humanidad, es decir, su destino común como hombre, pero al mismo tiempo es constituido por ella. 

                            Resultado de imagen para respeto a la humanidad

  La humanidad ha dejado de ser una noción abstracta: es una realidad vital ya que desde ahora está amenazada de muerte por primera vez. La Humanidad, de ahora en adelante, es una noción ética: ella es lo que debemos realizar todos y en cada uno. Mientras que la especie humana continúa su aventura con la amenaza de la autodestrucción. Sólo podremos salvar a la humanidad de sus propios instintos e impulsos de autodestrucción, anteponiendo el respeto de todas las formas civilizadas de la existencia humana a la barbarie, a la guerra y a las actitudes y acciones imperialistas que actualmente caracterizan a las tendencias deshumanizantes en el mundo.

                            Resultado de imagen para respeto a la humanidad

  El respeto a la humanidad significa la lucha cotidiana de hombres y mujeres en el mundo por la dignificación de la libertad y la dignidad humanas; respeto entendido como forma de reconocimiento de esta humana condición del hombre que consiste en su propia búsqueda de autotrascendencia, para convertirse al mismo tiempo, en un ser cada vez más universalizable.


RESPETO A LA NATURALEZA


RESPETO A LA NATURALEZA 




Tenemos razones suficientes para pensar que los problemas de la naturaleza son los problemas del hombre por excelencia: necesariamente hacen referencia a su permanencia o destrucción definitiva.
Ante esto, se deben ofrecer razones al individuo para que se convenza de que respecto a la naturaleza no podrá actuar más sin limitación alguna. El ser humano necesita de auto-control.

   Si sucumbe la naturaleza, caen con ella los grandes paradigmas del hombre. Por ejemplo, la ciencia, al versar sobre la naturaleza y la sociedad, produce un conocimiento menos sustantivo en la medida en que aquello que constituye su objeto se encuentra cada vez más devaluado; tal es el caso de las relaciones individuo-naturaleza.
Imagen relacionada


   No  únicamente hacemos historia de la naturaleza cuando actuamos sobre la misma, sino también cuando respetamos y dejamos a ésta seguir su propio proyecto de ser, toda vez que aceptamos, junto con Nietzsche, que “en ella no hay más que necesidades”. En este sentido, respetar y dejar ser a la naturaleza, significa ya actuar sobre ella. A decir verdad, no se trata de convertirla en algo intocable, sino de seguir asimilando las múltiples bondades que, sin pedir nada a cambio ella nos ofrece, al mismo tiempo que respetamos sus más profundas necesidades.

Resultado de imagen para respeto a la naturaleza


El hecho mismo de actuar o no sobre la naturaleza nos coloca, paradójicamente, frente a un callejón sin salida; cualquier solución que adoptemos y sus previsibles e imprevisibles efectos, tendrá en lo más hondo que ver con nosotros mismos.

martes, 27 de noviembre de 2018

RESPETO A LA VIDA


RESPETO A LA VIDA


La lucha por la vida es una de las constantes de los seres vivos. Hasta el punto de que, durante siglos, se consideró el derecho a la vida como el primer artículo de una ley natural. Ningún ser vivo quiere la muerte. Esta es siempre algo que sobreviene, no algo que los que están vivos busquen o quieran por sí mismos.

Todos los seres concretos históricos, espacio-temporales (sean estrellas o peces, nubes o montañas) están limitados en el espacio y el tiempo. Se dice que sólo Dios es eterno e infinito, puesto que está en todo lugar y tiempo. Pero en el mundo real todo empieza y todo acaba. Todo tiene límites espacio-temporales. Aunque en el mundo real todo acaba, sólo lo que vive muere. Todos los seres concretos históricos, espacio-temporales (sean estrellas o peces, nubes o montañas) están limitados en el espacio y el tiempo. Se dice que sólo Dios es eterno e infinito, puesto que está en todo lugar y tiempo. Pero en el mundo real todo empieza y todo acaba. Todo tiene límites espacio-temporales. Aunque en el mundo real todo acaba, sólo lo que vive muere.

Resultado de imagen para respeto a la vida


Sólo al hombre le es dada esta cualidad consistente en saber apreciar el mundo del valor, en este caso, el respeto a la vida y a la muerte. La vida, como todas las formas de existencia, como realidad en sí no tiene valor, es decir, no es buena ni mala, es el hombre el que le confiere valor, de ahí las construcciones humanas del derecho y del respeto a la misma. El hombre concede valor y respeta a la vida porque él mismo forma parte de su evolución, hecho ante el cual no puede permanecer indiferente.

Resultado de imagen para respeto a la vida

Los seres humanos no somos iguales a los demás seres vivos, pero compartimos con ellos los mismos derechos naturales. Uno de ellos es el derecho a la vida. El respeto a la vida, en cualquiera de sus manifestaciones, tiene que ser un respeto activo, es decir, elegido y practicado libremente por el individuo, y no un respeto pasivo, impuesto por una autoridad externa, donde el individuo sólo tome conciencia de su valía, pero no haga nada para perpetuarlo.



EL RESPETO COMO FUNDAMENTO ÉTICO DEL AMOR A LOS DEMÁS





 EL RESPETO COMO FUNDAMENTO ÉTICO DEL AMOR A LOS DEMÁS


La ética del amor propio, presupone en todo momento no sólo la relación persona-persona, sino también la relación hombre-cosa, hombre-mundo y hombre-vida en general.
Los modos de apropiación que el hombre pone en juego en estas múltiples relaciones pueden ser de distinto tipo: cognitivo (científico-filosófico), mítico-religioso (basado en creencias en seres sobrenaturales) y práctico-utilitario (intereses instrumentales). Un cuarto modo de apropiación no contemplado de manera explícita en los tres anteriores, resulta ser el modo de apropiación ético. Este último remite a los fines y valores que orientan la acción del hombre en sus relaciones con las cosas materiales, la naturaleza, la humanidad y la vida en general.


Resultado de imagen para el respeto como fundamento etico del amor a los demas


Uno de los valores morales fundantes en toda manifestación humana del amor a lo otro, es el valor respeto, principalmente, el respeto a la vida, a la naturaleza y a la humanidad entera. Respeto “significa valorar a los demás, acatar su autoridad y considerar su dignidad, se apega a la verdad, no tolera la mentira, la calumnia ni el engaño y exige un trato amable”. 

Resultado de imagen para emmanuel levinas

En este sentido, el respeto es principalmente una forma de reconocimiento, de aprecio y valoración de las cualidades de lo otro,precisamente porque dichas cualidades han sido descubiertas, construidas y/o resignificadas a partir de la relación humana con lo otro. Una concepción del valor respeto que es congruente con la visión que acabamos de expresar, es la que sostiene el filósofo francés Emmanuel Lévinas, quien ha establecido los términos de lo que denomina una metafísica respetuosa, a partir de la cual define al individuo respetuoso como aquel que es capaz de reconocer la alteridad de los otros: El sujeto moral es aquel que reconoce la diferencia de los otros, que la respeta y es responsable de ella ... El y o moral, así definido es un sujeto respetuoso, no imperialista.











EL EGOCENTRISMO: UNA PERVERSIÓN DEL AMOR PROPIO

EL EGOCENTRISMO: UNA PERVERSIÓN DEL AMOR PROPIO

El egocentrismo es la concentración exagerada en uno mismo, lo contrario de mostrar apertura hacia los demás. Sin embargo, no es sinónimo del egoísmo éticamente considerado.

Resultado de imagen para egocentrismo
 El egocentrismo, entendido como la capacidad de amarse demasiado, es también demasiado fácil de realizar, de ahí que se haga necesario lo que se conoce como “olvido de si", es decir, el olvido del propio yo, pero en el sentido de la capacidad para negarse a sí mismo, cuyo auténtico significado implica impulsar a las personas a salir de un reconcentramiento egoísta en los propios intereses. En esta perspectiva Juan Manuel Burgos dice:

"El amor de sí necesita, para realizarse plenamente, el olvido de sí, porque sólo si amamos a los demás de manera profunda y sacrificada nos amamos realmente a nosotros mismos... Sólo podemos afirmarnos plenamente a nosotros mismos afirmando al mismo tiempo al otro mientras que la cerrazón frente al prójimo conduce al empequeñecimiento y a la infidelidad"


Al hablar de egocentrismo, más que hablar del amor propio, estamos aludiendo a una concepción esencialmente negativa del mismo. Según tal concepción, el hombre es egoísta por constitución, pues sólo se quiere y se busca a sí mismo.


Resultado de imagen para egocentrismo

miércoles, 21 de noviembre de 2018

EL AMOR PROPIO COMO AMOR A LOS DEMÁS

 EL AMOR PROPIO COMO AMOR A LOS DEMÁS

Coincidiendo con Fromm, el amor antes que una relación, es un arte que hay que ir aprendiendo todos los días; es pues, aquella actitud que orienta y da significado humano a la relación amorosa. En este sentido, el aprendizaje del amor tenemos que construirlo, sobre todo porque aquel no viene siendo una realidad constitucional del hombre.

El amor de sí, es decir, el amor de cada uno de nosotros, nos debe al mismo tiempo posibilitar el tránsito al amor a los demás. Una primera posibilidad en esto es manifestar “amor al prójimo”, definido este término como la voluntad de querer el bien de las personas que nos rodean; sí, de los que están a un lado de ti, de mí, de todos nosotros.

 El prójimo es la persona que está junto a ti (aunque a veces no tanto). Prójimo aquí es el “próximo”, el que está más cercano y es persona. Por su parte, amor a los demás lo entendemos como una voluntad de trascendencia por parte del sujeto. Gracias a este acto la persona sale de sí, deja su propio yo para relacionarse con los demás con el objetivo de lograr su bien, al mismo tiempo que está consciente que con ello alcanzará también el suyo.

Resultado de imagen para amor al projimoEl amor a los demás, por tanto adquiere las siguientes características: 1) el amor al otro implica su afirmacion, esto es, nuestro asentimiento de su existencia, tanto de forma verbal como existencial. De esto modo, para amar auténticamente al otro, no basta con decirle que lo queremos, sino la asunción de un compromiso real con el cuidado de la persona que se ama; 2) amar a los demás, supone también admitirlos en nuestro entorno y aceptarlos, haciéndonos cargo, dentro de lo posible, de lo que son y de lo de que necesitan; 3) el amor a los demás es un sentimiento cercano a la amistad y a la benevolencia, pero no se confunde con ellos.

El amor al prójimo se dirige a los demás, pero no de forma específica. Hay, sin embargo, un grupo de personas, generalmente muy reducido, con el que establecemos una relación especialísima y única que nos permite decirle: “Te quiero”, con todo lo que ello significa y conlleva. Es el nivel más elevado del amor y generalmente se limita a: 1) a alguna amistad particularmente profunda; 2) las relaciones familiares, sobre todo entre padres, hijos y hermanos; 3) el amor entre el hombre y la mujer. 


INDIVIDUALISMO: UNA CARACTERÍSTICA DEL AMOR PROPIO EN LA SOCIEDAD ACTUAL





INDIVIDUALISMO: UNA CARACTERÍSTICA DEL AMOR PROPIO EN LA SOCIEDAD ACTUAL

Ser individualista es, o sinónimo de poco compromiso con los valores y causas sociales, o bien, su contraparte, compromiso propio con el desarrollo autónomo de cada persona.
El individualismo parte del supuesto de que no hay ética si no se respeta la autonomía del individuo, esto es, sin la conciencia del sujeto moral de su capacidad para crear o aceptar libremente sus normas de conducta, por lo que no puede ser malo en absoluto pedirle que se construya en cuanto tal, es decir, que no renuncie a su condición de ser proyecto creativo.  


Resultado de imagen para individualismo
 La ética válida de nuestro tiempo tiene que ser individualista, a condición de preservar al individuo, dado que esa preservación es al mismo tiempo un derecho y una exigencia: derecho del individuo a determinar lo que debe y quiere hacer, y exigencia sobre su propia responsabilidad ante los demás, considerado él mismo no como un ente aislado, sino como un ser social. Sólo así, con esta doble exigencia, será como podremos construir una ética, como sostiene Femando Savater, sobre la base del “amor propio”. 


El proceso de individuación no sólo es un producto social y una perspectiva sobre la sociedad, sino también una vía de interiorización y por tanto de riesgo. La ética del amor propio puede servir de suplemento de alma para esta exploración delicada y necesaria


Se trata de dos concepciones antagónicas: una expresada como individualismo fuerte y la otra como individualismo débil. La primera de ellas refiere a que el individuo es capaz de darse a sí mismo sus propias normas como derecho, pero también se entiende como exigencia imputable hacia él mismo sobre su necesaria responsabilidad y compromiso moral que adquiere con respecto a la sociedad, como resultado del ejercicio de su autonomía moral, por lo que este planteamiento resulta ser congruente con una ética del amor propio en sentido fuerte. La segunda forma de individualismo denominado débil, es la adoptada por Lipovetsky, es decir, un individualismo que hace del mero bienestar privado la fuente de la “autonomía individual”. 

Resultado de imagen para individualismo

EL AMOR PROPIO COMO AUTOESTIMA Y COMO AMOR A SÍ MISMO



EL AMOR PROPIO COMO AUTOESTIMA Y COMO AMOR A SÍ MISMO

La autoestima es el conocimiento que tenemos de nosotros mismos, es decir, la aceptación de nuestros potenciales y debilidades, aquello de lo que somos capaces hacer de acuerdo con nuestra humana condición. Significa, por tanto, la posibilidad de aceptarnos tal y como somos, con nuestras virtudes y defectos. Se habla hoy en día de alta y baja autoestima. La persona con alta autoestima, al aceptarse como es busca siempre el bien de sí misma, por el contrario, la que tiene baja autoestima, al no aceptarse con sus propios potenciales y limitaciones, tiende a la depresión, a la desmoralización y, en algunos casos, al suicidio.

Resultado de imagen para amor propio


 A decir verdad, la primera persona con la que de hecho nos relacionamos somos, evidentemente, nosotros mismos, y esta relación es la que da lugar precisamente al amor propio. Si aceptamos la idea del amor propio como elevada autoestima, tenemos que aceptar que aquel es bueno por varios motivos: 1) porque cada uno de nosotros somos seres dignos y valiosos, ya que somos personas.
2) sería realmente absurdo amar a los demás y no amarnos a nosotros mismos; tenemos, por tanto, que cuidarnos y preocuparnos de nosotros mismos; 3) aunque somos responsables de los demás, lo somos de nosotros mismos, precisamente porque nuestra capacidad de autodeterminación se limita a nuestro propio ser.

Según el filosofo Juan Manuel Burgos "... el amor propio entendido como autoestima o valoración de sí es un muelle imprescindible de la acción. Un muelle que, cuanto más poderoso sea, más empuja a la persona a la conquista de metas importantes a nivel personal o profesional. Esto es algo tan cierto que, incluso en el caso de que me esté esforzando por ayudar a los demás, siempre está presente el amor de mí, la búsqueda de mi bien. Cuando alguien se sacrifica por otro no puede prescindir de la búsqueda de su bien personal porque sería ilógico esforzarse por los demás y traicionarse a sí mismo"

Ahora bien, el amor propio como autoestima, al contrario de como pudiera parecer en nuestros días, no siempre ha sido bien visto en la historia de la humanidad. Para teólogos como Calvino y Lutero, por ejemplo, el amor e interés hacia sí mismo es algo en esencia detestable y pecaminoso.

 Pero no siempre el egoísmo, el amor a sí mismo y el interés propio han sido considerados pecaminosos y amenazantes para los individuos y las sociedades en distintas épocas históricas. Para algunos filósofos el amor e interés propio del individuo, es parte esencial de la condición ética del ser humano, además de expresar la posibilidad que este último tiene de reconocerse y de actuar como sujeto ético, al mismo tiempo que practica el arte de amar a los demás.


Para mas información acerca de los tipos de autoestima: https://psicologiaymente.com/psicologia/4-tipos-de-autoestima

martes, 20 de noviembre de 2018

CONCEPTO DEL AMOR




 CONCEPTO DEL AMOR

Existen muchas clases de amor al igual que diferentes concepciones del mismo, pero, el verdadero significado que interesa desde el punto de vista ético, es el amor que profesamos a las demás personas y a nosotros mismos, sin desconocer que el amor también se puede concebir en la relación hombre-cosa.
A lo largo del tiempo, desde la antigüedad, diversos filósofos han dado distintas definiciones a lo que es al amor. Platón quien en sus Diálogos El Banquete y el Fedro, se ocupó del tema con mayor profundidad, sostiene una concepción dialéctica del amor. En tanto eros, el amor es sinónimo de creación, pero también de carencia; en primer término es amor a la sabiduría, es conocimiento de la belleza, pero al mismo tiempo es ausencia, es decir, capacidad de aspiración y de deseo. En tal sentido, el amor es y no es al mismo tiempo.

Resultado de imagen para el amor concepto etico

Por su parte, Tomás de Aquino define al amor como un acto genérico de la voluntad orientado hacia el bien en general. Según este teólogo-filósofo: “Todo el que obra, obra por un fin. El fin es el bien que cada uno ama y desea, por lo que resulta manifiesto que todo agente obra cualquier acción por algún tipo de amor” Bajo este sentido, buscamos todo tipo de fines porque pensamos que ese es nuestro bien, y en esa búsqueda incesante, el fin que buscamos es lo que uno ama. Por consiguiente, para Tomás de Aquino, el bien y el amor son una y la misma cosa. 

Otro teólogo-filósofo como San Agustín, sostuvo una concepción del amor cuyo significado es conveniente vincularlo con su pensamiento teológico. Para él, existen dos tipos de amor: el amor propio y el amor a Dios. Para San Agustín estas dos formas de amor implican que el hombre se ama muy poco si no ama a Dios, y si lo ama, se ama a sí mismo, de ahí que para él sea necesario amar a Dios sobre todas las cosas, como condición del amor propio.
 Para Arthur Schopenhauer, el amor antes que otra cosa es una pasión humana que hace posible la perpetuación de la humanidad en el tiempo. Al respecto este autor señala: “El fin definitivo de toda empresa amorosa, lo mismo si se inclina a lo trágico que a lo cómico, es en realidad, entre los diversos fines de la vida humana, el más grave e importante, y merece la profunda seriedad con que cada uno lo persigue”.

La de Erich Fromm, ha sido una de las teorías sobre el amor que mayor influencia ha tenido en el pensamiento contemporáneo. Esta se centra en la “necesidad profunda” con que se enfrenta universalmente el hombre de trascender su propia vida individual. Considera este autor que la satisfacción plena de esta necesidad sólo se encuentra en el amor. Para Fromm, más que de una relación personal específica entre dos, se trata de una actitud, una actividad, es decir, un verdadero “arte” que requiere de su aprendizaje en la vida cotidiana. El amor en tal sentido demanda el “arte de saber amar”, esto es, el aprendizaje y desarrollo de este sentimiento y/o facultad del hombre para amarse a sí mismo y a los demás.

Resultado de imagen para erich fromm

 El filósofo Humberto Galimberti va a sostener una conceptualización del amor muy diferente a la propuesta por Fromm. Para ello parte de la tesis de que en la actualidad, el amor se ha convertido en el único espacio en el que el individuo puede realmente expresarse más allá de los roles que está obligado asumir en una sociedad técnicamente organizada. Esta situación es consecuencia del individualismo que prevalece en las sociedades actuales, donde se ha trastocado la moral tradicional, toda vez que las relaciones amorosas atienden centralmente a los intereses del individuo por encima de las obligaciones categóricas de una moral del deber que ha perdido vigencia.

Finalmente, para Finkielkraut, el amor es el“olvido de sí” para colmar al otro, pero también, recíprocamente, es el “olvido del otro” para satisfacer al propio yo. Cuando decimos olvido, esto no significa que se ignore a uno de estos dos elementos, o bien, que tal olvido sea excluyeme, sino que se hace referencia al proceso de ascensión del yo al otro y del otro al yo.

martes, 13 de noviembre de 2018

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD MORAL

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD MORAL

 Autodeterminismo,determinismo e indeterminismo: concepciones sobre la libertad 

Se dice que el hombre a lo largo de la historia ha luchado por su libertad. Podemos decir que la libertad se ha venido entendiendo en dos sentidos: 1) como libertad cotidiana; y 2) como revocación de toda forma de dominación. La libertad, concebida en el primer sentido está fundada en la experiencia cotidiana de poder decidir entre hacer algo o dejar de hacerlo; por ejemplo, cuando digo “yo hago lo que quiero”, “yo quiero hacer tal cosa”, “yo puedo seguir leyendo o dormir”, “yo puedo levantar los brazos o tenerlos cruzados”, etc. Se trata de una libertad entendida como: “el ser humano es libre de hacer lo que le plazca”. En el segundo sentido, la libertad concebida como revocación de toda forma de dominación, significa que se es libre cuando no se tiene encima de sí alguien que le oprima, le explote, le domine de alguna manera. 

La filosofía, en tanto disciplina humanística ha tratado de dar respuesta a éstas y otras interrogantes que nos remiten directamente al problema de la condición humana llamada libertad. A lo largo del tiempo han surgido tres posiciones filosóficas que tratan de dar respuesta al problema de la libertad: autodeterminismo, deterninismo e indeterminismo.

 De acuerdo con Laura Pérez Vázquez, cuando se afirma que el hombre, y nadie más que él, constituye la fuente única de sus propias decisiones, estamos hablando de la postura filosófica llamada autodeterminismo; por su parte, cuando consideramos que siempre hay algo detrás de nuestras decisiones, ello tiene que ver con la postura determinista, y, finalmente, cuando suponemos que todas las cosas suceden por azar, incluyendo por supuesto, a nuestras acciones, estamos hablando de la postura indeterminista. En los casos del determinismo e indeterminismo, la libertad absoluta se vuelve algo imposible. Para el determinismo, la libertad resulta algo sumamente difícil, pues, cualquier decisión que el hombre tome estará determinada por algo externo, y no dependerá del mismo. Por su parte, para el indeterminismo, en tanto todas las cosas ocurren por azar, no queda espacio para la libertad, ya que una condición necesaria para que ésta se dé, es que haya algo que cause las decisiones, a saber, la voluntad del hombre mismo. Finalmente, el autodeterminismo se presenta como una de las posturas más sugerentes y consistentes en torno al problema de la libertad. 

Desde esta perspectiva no se niega ni el determinismo ni el indeterminismo. La acción del hombre se encuentra de alguna forma determinada por causas externas a la voluntad humana; se reconoce la presencia del azar formando parte de las acciones humanas, sin embargo, el autodeterminismo considera que, a pesar de ello, en el hombre siempre hay un margen para la decisión, en una palabra, que podemos ser libres en situaciones específicas. Bajo esta concepción ética, “el hombre es origen de sus decisiones”.




LA DESMORALIZACIÓN HUMANA

 LA DESMORALIZACIÓN HUMANA

Lo amoral, inmoral y la desmoralización en el hombre, más que ser una mera antítesis conceptual de lo considerado como propiamente “moral”, se convierte en un abandono de la posibilidad de llegar a ser cada vez más humano, es decir, más justo, honesto, libre, racional, y todo aquello que, de acuerdo con la moral como contenido, constituye lo estrictamente humano. Esto último es precisamente lo que nos quiere decir José Ortega y Gasset, cuando señala que la vida humana consiste, fundamentalmente, en tarea y quehacer.

Para Ortega y Gasset un hombre desmoralizado dejaría de comportarse totalmente como hombre 
En la actualidad, la ética y la moral debieran ser artículos de primera necesidad, precisamente porque nuestra sociedad local, con todos sus avances, está profundamente desmoralizada. Hoy en día no sabemos qué hacer ante el alarmante número de asesinatos que se cometen a plena luz del día, la infiltración del narcotráfico en la política y en los organismos gubernamentales encargados de impartir la justicia y perseguir los delitos, los espectáculos circenses que se tejen a menudo en el Congreso de la Unión, la predominancia de una política y prácticas educativas cada vez más mediatizadas por la lógica del mercado, entre otras problemáticas sociales que nos desbordan. Lo solución o antítesis de la desmoralización, tiene que ser la moralización de la sociedad, de las instituciones y de los ciudadanos que las integramos, moralizando con ello todas las esferas sociales, empezando por nosotros mismos.



EL HOMBRE COMO SER CONSTITUTIVAMENTE MORAL


 EL HOMBRE COMO SER CONSTITUTIVAMENTE MORAL 

Se afirma que somos, según cierta tradición de la filosofía moral hispana, seres constitutivamente morales, lo que significa, para decirlo en términos coloquiales, que “no nos queda de otra”. En esto, y, parafraseando ajean Paúl Sartre, estamos condenados a ser sujetos morales. Podemos comportarnos de forma moralmente correcta en relación con determinadas concepciones del bien moral, es decir, en relación con determinadas normas y códigos morales para nosotros valiosos, o bien, en el otro extremo, podemos comportarnos de forma inmoral con respecto a ellos, pero estructuralmente hablando, no existe ninguna persona que se encuentre situada “más allá del bien y del mal”. Esto significa que ante el hecho moral, por más que queramos, no podemos ser indiferentes: somos seres morales tanto porque nos apegamos a cierta moral como porque nos apartamos de ella. Desde los orígenes mismos de la humanidad, la conducta humana se enfrenta a la doble posibilidad de ser, precisamente “buena” o “mala”, digna o indigna del hombre. Así, la libertad implica siempre el riesgo humano de escoger tanto una conducta como otra. De ahí lo que en ética se conoce como ambigüedad humana. 


Este término supone que el hombre no está programado para llegar a ser de una sola forma, sino que puede optar por varios caminos, por ello es un ser indeterminado, ambiguo y contradictorio. Indeterminado, porque no está hecho de una vez y para siempre, sino que consiste en un trayecto, que se * traduce en el esfuerzo permanente por llegar a ser más humano; pero en este proceso, el hombre sigue dos caminos:

 ... nace con la posibilidad de hacerse más humano: desarrollar sus potencias, crecer hacia el bien, o hacerse menos humano: descuidar sus potencias, abandonar su crecimiento. El hombre se humaniza o se deshumaniza a lo largo de su existencia. Hay seres humanos mejores y otros peores... Así, en cuanto a nuestro ser, hemos de advertir que somos racionales e irracionales, individuales y comunitarios, capaces de amor y de odio, de alegría y tristeza. Y debido a que llevamos los contrarios en nosotros, valoramos, diferenciamos, establecemos el “bien” y el “mal”. La valoración proviene de la condición contradictoria del hombre, esta última es el fundamento que hace posible todos los valores que creamos... No podemos vivir sin valorar.


El hombre, entonces, considerado desde su propia naturaleza, es un ser ambiguo y contradictorio por excelencia. Potencial y consustancialmente contiene en sí la posibilidad de humanizarse o deshumanizarse, puede tender hacia el bien o hacia el mal, abonar a su perfeccionamiento moral o abandonarlo, por ello, se dice que es un ser contradictorio y ambiguo, ya que incluye en su ser la doble posibilidad de desarrollar el bien y el mal, es decir, los contrarios que potencialmente hay en cada uno de nosotros. Y dado que no podemos vivir al margen de ésta nuestra humana condición, que consiste en vivir valorando siempre.

Lo que explica la Ética es pues, que el hombre es un ser constitutivamente moral. Bueno o malo, no puede no ser moral, ya que, como hemos visto, la moralidad forma parte de la estructura de la subjetividad humana, para bien o para mal.

VIDEO SEGUNDO PARCIAL


PRE-PRODUCCIÓN

Introducción: El vídeo abordará un tema de ética, siendo en este caso el tema “La moralidad como realidad estructurante de lo humano”, que a su vez se divide en dos subtemas: “comportamiento animal versus comportamiento humano” y la “justificación como estructura interna del acto moral”. Se tocarán los puntos de mayor importancia en dichos apartados, así como una conclusión del tema en general.

Objetivo: Mostrar las cualidades que el ser humano posee en su comportamiento, haciendo mención de la diferencia que tiene contra especie de ser vivo, tal como lo son los animales.

Justificación:  Las personas actualmente necesitan tener conocimiento acerca de cómo funciona su comportamiento de una forma más teórica y su comparación con otros tipos para saber en qué deben mejorar o reforzar.

Fundamentación:  Es la narración de un documental porque define la realidad tal y cómo es.

Guión:
           
Presentación:
(Imagen #1)


Desarrollo:
(Imagen #2)



(Imagen #3)

(Imagen #4)

(Imagen #5)





(Imagen #6)


                       





Conclusión
(Imagen #7)
La moralidad como unidad estructurante de lo humano

Comportamiento animal versus humano.

Para el caso de los animales, las respuestas que estos ofrecen al medio ambiente son siempre de carácter mecánico y univoco. Hay así un ajustamiento perfecto gracias a su dotación y determinación biológica.

Mientras que en los animales hay siempre respuestas unidireccionales y repetibles mecánicamente. En el ser humano las respuestas no se producen de forma automática, y en esta no determinación de las respuestas se produce el primer momento básico de la libertad, gracias a que el hombre se encuentra libre de estos estímulos del medio ambiente puede adaptarse a múltiples formas, gracias a que posee inteligencia, misma que le permite hacerse cargo de su situación de manera libre y consiente.

Mientras el animal está dando el ajustamiento, el hombre tiene que “hacer” ese ajustamiento, es decir, tiene que justificar sus actos.

La justificación es, pues, la estructura interna del acto humano.

Lo que hay en el animal era justeza automática, en el ser humano es justificación activa, y esta necesidad de justificarse lo hace necesariamente moral.

                                   


 CRONOGRAMA

Actividad
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
Seleccionar información

 ֎





Seleccionar imágenes


   ֎




Grabar audio



 ֎
  ֎


Realizar el video





  ֎






CONCEPTO DE VALORES

CONCEPTO DE VALORES La palabra valor, para diferentes autores y en distintas épocas, adquiere una pluralidad de significados. Sin...